No suelo ver televisión; en mi casa suena la radio durante
casi todo el día y parte de la noche.
Pero ayer fueron los noticiarios de televisión los que me
llevaron a la indignación y al cabreo.
Apareció una noticia en la que se veía una mujer de Manila comprando unas bolsas de
basura de un restaurante, se las llevaba a casa, separaba los restos de comida y
los hacía raciones que luego revendía entre sus vecinos; parece ser algo que
está ocurriendo habitualmente en Filipinas.
A continuación nos decían que el cuadro titulado el grito,
de Munch, había batido todos los records de venta de pinturas en subastas,
batiendo a Picasso, al conseguir ser vendido por unos 91 millones de euros.
La imagen de El Grito refleja casi exactamente lo que sentí
en ese momento.
¿Hasta cuándo vamos a consentir que sigan existiendo estas
diferencias?
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